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¿Qué será de Borinquen? Que No Nos Pase Como le Pasó a Hawaii

Por Samuel Rodriguez Flecha, PhD / info@salaurbana.com


Unos días atrás las redes sociales se activaron con el short film de Debí Tirar Más Fotos con el actor Jacobo Morales como un Bad Bunny anciano. Con un buen timing al comienzo de un nuevo año, el cortometraje vislumbra un Puerto Rico futuro donde los puertorriqueños, su cultura y su idioma, son desplazados de su propia tierra. Me llamó la atención la escena en la panadería con los ‘quesiros’ sin queso, y el personaje de Concho, que se hizo viral.



Sin entrar en consideraciones de otros aspectos de la música del Conejo Malo, no podemos ignorar la vena de la temática sociopolítica y de identidad cultural que, al igual que otros elementos, habla sobre unas realidades sociales que tienen implicaciones directas para la diáspora.


Se oye más y más sobre que la población de la Isla va envejeciendo. Que muchos jóvenes se siguen yendo. Se habla de qué se puede hacer para que regresen a la Isla al mismo tiempo que el gobierno favorece al extranjero y discrimina contra los de aquí y nos pone trabas y obstaculiza a que echemos pa’lante.

Lo que es la situación política, la corrupción, el abuso de los grandes intereses a cuestas del pueblo, la dependencia, la subyugación, el deterioro de los recursos, los servicios, la infraestructura, como los continuos episodios de apagones al mismo tiempo que descaradamente aumentan el costo de la electricidad, y el deterioro hasta del espíritu, son elementos que se ven reflejados también en la música, y apunta a unos sentimientos que vienen resurgiendo en la sociedad puertorriqueña.


Una de las canciones del nuevo álbum de Benito es Lo Que le Pasó a Hawaii. Ya en columnas anteriores hemos escrito sobre los lazos que nos unen con las islas hawaianas, pero esta canción apunta a que los hawaianos han sufrido un desplazamiento en sus propias tierras, y sirve como alerta a que no permitamos que lo mismo ocurra en nuestra Isla.



Lo Que le Pasó a Hawaii comienza describiendo a nuestra Borinquen como una fémina con ojos sonrientes, “bonita, aunque a veces le vaya mal,” y que aguanta las ganas de llorar. Menciona heridas y que “Hay mucho que sanar.” Y ciertamente hay mucho que sanar. En sus teorías, el famoso psiquiatra Dr. Vamik Volkan toca los conceptos de transmisión transgeneracional de trauma y luto social. Uno de los traumas arraigados por siglos en la sociedad puertorriqueña es la separación forzada, la emigración, desde los tiempos de la trata esclavista de nuestros antepasados africanos hasta hoy con la realidad de muchos que hemos sido forzados sistemáticamente a emigrar, sumado a el sufrimiento del abuso del gobierno contra el pueblo, desde la masacre de nuestros antepasados taínos hasta hoy bajo el mismo sistema colonial aunque sea una versión diferente, pero al final sigue siendo lo mismo.


En lo que parece evocar una nueva generación experimentando el Lamento Borincano, la canción Lo Que le pasó a Hawaii dice “Se oye al jíbaro llorando, otro más que se marchó. No quería irse pa' Orlando, pero el corrupto lo echó.”

La situación hoy día es una continuación de lo que por décadas y siglos es prácticamente un destierro de tantas familias puertorriqueñas.

Aludiendo también a la tensión que a veces puede surgir entre los de aquí y los de allá, aclara que “Aquí nadie quiso irse,” y “quien se fue sueña con volver.”


La canción añade que aun los que se quedan, como la “otra jíbara” que “no quería irse tampoco y en la isla se quedó,” “no se sabe hasta cuándo” podrán quedarse. El que vive en la Isla no sabe hasta cuando pueda, o cuando se verá obligado a salir.


Y al igual que como el dilema de En Mi Viejo San Juan, el que está fuera no sabe hasta cuando tendrá que vivir lejos, hasta cuando antes de que pueda regresar.

La diáspora, por definición, se mantiene conectada a la Isla. “Si algún día me tocara [irme], qué mucho me va a doler.” Los de la diáspora que se asimilan a la metrópolis por completo dejan, eventualmente, de ser diáspora. La mayoría, sin embargo, mantenemos el anhelo, la conexión, y el fervor de luchar por nuestra patria.

“Quieren quitarme el río y también la playa. Quieren el barrio mío y que tus hijos se vayan. No suelte' la bandera ni olvide' el Le Lo Lai.”

Esta canción es reflejo de un sentimiento y un despertar social que viene ocurriendo y que resurge impulsado por la realidad que está viviendo nuestra sociedad. En cuanto a la diáspora se refiere, ese sentir también está presente, aun cuando se esté lejos de la Isla.

Quieren nuestros ríos y nuestras playas, nuestros campos, y nuestras comunidades. Quieren desplazar a nuestras generaciones futuras.

Aunque lejos, no soltamos nuestra bandera ni nuestro Le Lo Lai. Seguimos siendo boricuas.

La diáspora está también interesada en participar de la conversación como pueblo, a aunar fuerzas en la lucha por nuestra tierra, y aportar al futuro de nuestra Isla.

¿Qué será de Puerto Rico, mi Dios querido? ¿Y de mis hijos? ¿Y hasta cuándo? Esperemos que este despertar sea augurio de un porvenir brillante. Que la conversación de patria se convierta en acción por todos y todas. No soltamos la bandera.

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